sábado, 27 de agosto de 2011

Víctimas imperfectas

El ser humano incluso cuando se pone en la piel de un animal salvaje tiene la capacidad de sentir y de padecer. Tanto si nos camuflamos de panteras como de gacelas acabamos siendo depredadores y presas a la vez.

Un día te das cuenta de que la afirmación anteriormente expuesta es cierta, se cumple, no eres invencible. Tú, al igual que el resto de las personas no eres más que un ser vulgar, una muestra más que no deja lugar a la imaginación, cada cuál semejante al anterior. Por lo tanto, tú también sentirás dolor.

Creemos que controlamos, que dominamos las situaciones y a las personas. Que somos dioses capaces de mandar sobre nuestros sentimientos, pero por mucho que intentemos teorizar en la práctica el final sigue siendo el mismo. Procuramos dejar el corazón a un lado y actuar fríamente, impidiendo que nadie nos dañe y manteniéndonos alerta ante cualquier situación de peligro, pero hasta las personas más fuertes, de un modo u otro, acaban sufriendo…

No obstante, no vamos a pecar de pesimistas, sino que vamos a dejar algo muy claro: las personas fuertes, las que se dejan embaucar por la pasión, que no por los sentimientos, también sufren. Cierto, pero se recuperan más rápidamente. Solo necesitan la llegada de un nuevo proyecto para crecer y prosperar. El siguiente paso será pasar página y volver a empezar, y en el recuerdo solo quedará la pizca que venció a la coraza que no te dejaba llorar.