jueves, 13 de mayo de 2010

Le llamo a él...comunica.
Me llama él...no me doy cuenta.
SMS: es imposible comunicarse contigo.
SMS respuesta:Ja,ja,ja, 22:00h en Fontana, ok?
SMS : ok, nos vemos!

22:05, como siempre llego tarde, pero bueno, sólo son 5 minutos. Salgo de la estación de metro, miro. Veo a un chico rubio en un banco leyendo algo. ¿ Será mi cita? ( Momento en el que pienso: joder! iba muy ciega cuando lo conocí, no sé si es o no es). Le doy un toque, y observo que el sujeto del banco mira su móvil. Es él.

Nos saludamos (a destacar...su tono de voz argentino) , ¡y ya!, verguenza y nervios fuera. Decidimos ir a tomar unas cañas, por el camino hablamos, mientras, yo pienso lo majísimo que es. Me cuenta un poco su vida, y me relata algunos de sus viajes( ha dado en mi punto débil), es todo un aventurero y a mi se me cae la baba escuchándolo. Llegamos al bar, nos echamos unas risas y de repente le llaman sus compis de piso. Tras la llamada, mi ligue me cuenta que sus amigos estan tocando en una plaza que hay cerca del bar, me propone ir, y yo... ¡encantada!

Llegamos a la plaza, temperatura ambiente: genial. Me presenta a sus compis: su mejor amigo, un chico brasileño, y su primo sueco, muy simpáticos la verdad. ¡No!, lo siento pero no puedo evitar reir al escuchar a mi argentino y al brasileño hablar un perfecto portugués. Porque sí, porque hay veces que no debes reirte, y sin más, lo haces, ¿qué se me pasó por la cabeza?, el verano pasado, cuando conocí en un increible viaje a todo un personaje brasileño, llamado Miltinho...
En fin, nos sentamos al lado de los dos chicos mientras improvisaban con sus guitarras su propia versión de una de las canciones de Led Zeppelin. Aquí, en este preciso instante pensé, me encantaría tener una foto para inmortalizar esta cómica escena. Entonces fue cuando me giré hacia él y lo miré, me sonrió, y nos dimos uno de esos besos que yo considero increibles. Todo acompañaba: la noche, la música de fondo y sobre todo la compañía.

Cambio de escena, nos vamos los cuatro a su casa a tomar la última cerveza. Me encanta el panorama. La noche va cayendo y mi cita y yo damos las buenas noches y vamos a su habitación. Luz tenue, ponemos algo de música y nos sentamos en la cama. Él está guapisimo...nos besamos apasionadamente...creo que he encontrado un amante perfecto. Me quito la camiseta, se la quita él, me desabrocha el sujetador, seguimos besándonos, llega el momento de los jeans, todo fuera, nos rozamos, somos sólo uno. Empieza besándome la boca, sigue por el cuello y va bajando... Lo hacemos muy lento al principio, pero nuestra química va a más. Gozamos totalmente uno del otro, sudamos, sigo pensando que el chico es increible, quiero más, y me lo dá.

La noche continuó más o menos así, y me dió muchos mimitos... A la mañana siguiente, nos levantamos al oir la alarma, él tiene clase, y yo he de volver a casa. Nos despedimos en el metro, con un : "Chao guapa, nos vemos", y otro de nuestros besos.


Un día normal, puede acabar bién siempre que a uno le apetezca. Somos capaces de planear nuestra vida, sólo tenemos que querer hacer algo para conseguirlo, y a las circunstancias...que les den! A la pregunta de "¿ De dónde los sacas?" la respuesta es " ellos me encuentran a mi, yo sólo me dejo llevar... y me encanta".




Historia anónima redactada por Katia Sanz.