sábado, 22 de mayo de 2010

Apolo's nights...

Simplemente tenemos edad de explorar, ser felices y disfrutar...las complicaciones van llegando, pero nuestra fuerza las va superando.

Marzo 2010:

Llegó el jueves y habíamos dicho que saldríamos, no había marcha atrás.
Habíamos quedado a las 23:00h después de un duro día de clases. El plan era reunirnos en mi casa, tomar unas copas rápidamente y coger el último metro con destino Apolo.

Al llegar a la zona fuimos leales a nuestros principios, antes de entrar a la famosa discoteca hay que pasarse por el conocido "garito de los mojitos", local donde hemos pasado noches geniales y conocido a gente muy especial. En fin, unos mojitos más tarde nos dirijimos a Apolo, nuestra segunda casa.

La noche iba genial y al entrar en la disco...¡Sorpresa! concurso de graffitis, en fin, somos muy camaleónicas, nos adaptamos a todo, además, ¿nos íbamos a quejar por el hecho de que el local estubiese lleno de modernos? Nos miramos, comprobamos lo estupendas que estábamos y adelante, la noche prometía.

Bailamos, nos reimos y por casualidad mi amiga se encontró con un viejo ligue con el que empezó a bailar. Minutos después mientras hablaba con unos chicos de repente se me aceró el chico más estrafalario del local. Sí, habéis leido bién, estrafalario, y por ello fantástico, un chico guapisimo, todo un personaje. Me dijo "¿Bailas?" rápidamente pensé: ¡dios!, otro argentino. La cuestión es que bailamos, y lo pasamos genial y es que ¿qué se puede esperar de un chico que al preguntarle que es te contesta que es artista?, me encantó.

Al acabar la noche nos fuimos a su casa, de la casa decir que... me fascinó( Viva el estilo californiano hippie). Me enseñó su taller de pintura y esculturas, y subimos a su habitación.

Luz tenue, ambiente mágico, del techo colgaban telas blancas que armonizaban toda la escena. Nos pusimos cómodos y ya todo lo que viene surgió, sin más.

Una noche de película, los artistas transmiten esa magia que dá color a la vida. Al despedirme hice una cosa, cogí el móbil y leí el sms que me envió mi amiga: " yo tampoco he pasado la noche en casa, hablamos". Y así, con una sonrisa en la boca y el sol iluminando el cielo, di paso a mi nuevo día.

La vida regala momentos increibles que nos permiten recordar lo afortunados que somos por estar vivos. Pintar los días grises de rosa, y los momentos difíciles superarlos con fuerza y una muy buena compañía. No penséis tanto y actuar, que esto no ha hecho nada más que empezar.