martes, 3 de agosto de 2010

loving strangers...

Justo hace un año conocí a alguien increible. Apareció en mi vida por casualidad, bueno, más bien lo hice yo. Otro país, otra ciudad y otra gente; corto pero intenso, más bien mágico...

Julio del 2010, el verano de nuestras vidas, mi mejor amiga y yo cerrábamos una etapa de nuestras vidas muy especial para empezar otra genial. Lugar de desfase LA, concretamente: Bus Party. Sí, como imagináis un ambiente genial, buena gente, alcohol, y objetivo a la vista... el chico guapo del bus.

Mi amiga y yo llegamos allí, no conocíamos a nadie, ¿por qué?, porque no íbamos a las clases de inglés que teníamos contratadas, nos dedicamos más bien al turismo, ya sabes, a recorrer las inmensas playas californianas junto con nuestra otra amiga. En fin, pronto nos integramos en el grupo: tres, dos, uno... ¡acción!.
De fiesta por Hollywood Bulevar, Santa Monica... un bus convertido en discoteca, y como he dicho antes, cierto vasco rondando por allí. ¿ Qué hice?, lo que me salió. Me acerqué al chico y le dije: - ¿ Qué hace el chico más guapo de la fiesta aquí sólo?( inico de la conversación).
Inicio que se prolongó, ya que tuvo desenlace. Él se acercaba, yo me acercaba... sucumbimos.

A 10.000 km de casa, en una ciudad de infarto, con un chico estupendo. Una fiesta que se alargó en la piscina de mi residencia, donde todos nos quitamos la ropa y nos bañamos, claro, hasta que llegaron los de seguridad, salimos corriendo, cogimos la ropa, y escapamos para evitar el marrón. Sí, típica escena de American Pie.

Tras la tormenta, amanecí, con buena compañía la verdad. Empezaba el nuevo día, yo me iba a la piscina, y él a clase. Era mi último día en la ciudad, y decidimos quedar por la noche para despedirnos.

Esa tarde, en escena: maletas, mi amiga y su amigo hablando conmigo desde la litera, yo en el suelo, y una voz de lejos que le preguntaba a mi roommate por mi, y de repente... ¡Sorpresa!apareció por la puerta de mi habitación el chico monísimo que conocí la noche anterior. Se sentó en el suelo, a mi lado, y quedamos en vernos esa misma noche, antes de marcharme.

Llegada la noche él me llamó, yo estaba en la playa. Allí vino él, me despedí de mis amigos y me fuí. Paseamos un rato hasta acercarnos a una de esas típicas casetas de socorristas americanas, subimos, y nos sentamos.

Parados frente al mar, dos desconocidos, ambos estudiantes españoles, coincidimos, el destino decidió que nos encontráramos en ese país, justo el día antes de volver a nuestra tierra. Allí, en esa caseta, empecé a conocer a un chico increible, especial, genial... Me acompañó a mi residencia, esperó junto a mí al taxi que me llevaba al aeropuerto de vuelta a casa. Me abrazó, nos besamos, nos despedimos, y desde ese día no he dejado de pensar en él...

Te he fallado, pero esto es demasiado especial como para olvidarlo. Para ti, mis mayores deseos, te debo una Jokin.